☹️Síndrome de Procusto 👎
En la mitología griega encontramos a Procusto, un personaje singular que tenía una posada en la que daba albergue a viajeros solitarios, los invitaba a tumbarse sobre una cama de hierro y mientras éstos dormían plácidamente, comenzaba con una peculiar práctica que consistía en medir al huésped en el lecho que le había brindado. Si éste era más grande que la cama, procedía cercenar las partes que sobraban. Asimismo, si la persona era más pequeña que el hecho, procedía estirarlo para ajustarlo al tamaño ideal.
Según otras versiones, ninguna persona lograba encajar con el tamaño de la cama, ya que Procusto tenía dos, una que era exageradamente larga y la otra que era exageradamente corta. Este mito refleja, por un lado, la tendencia a la uniformidad y la rigidez mental que tienen algunos por aquello que es nuevo y diferente. Por otro lado, la apariencia amable y cálida que oculta tras sí un sentimiento de conflicto o de malestar. Si bien es cierto, esta historia forma parte de la mitología griega, hoy en día podemos encontrar Procusto modernos, que son aquellos que tienden a rechazar a las personas que tienen características diferentes a ellos por el hecho de ser superados por éstos.
En algunos casos condenan el talento y éxito de los demás, llegando a poner en marcha estrategias que los opaque. Asimismo, este tipo de personas necesitan tener todo bajo control y cuentan con una muy baja autoestima. En ocasiones, esta desconfianza en sí mismo viene de haber vivido experiencias duras que les han creado traumas y llevado a dudar de sus propias capacidades, por lo que cualquier persona que consideren potencialmente superior no les agradará en absoluto. Los Procusto modernos carecen de esta capacidad de ponerse en el lugar de otros y son adictos a los juicios rápidos y hacia todo aquello que no cumple con sus ideas, creyendo que tienen la razón absoluta.
Ahora bien, podemos distinguir a dos tipos de Procusto. Los que obran de manera consciente y los que hacen de manera inconsciente. Los Procusto que son conscientes de sus actos. Temen conocer a personas a las que les va bien, que tienen iniciativa y que son proactivas, ya que despiertan en ellos sentimientos de inseguridad y desconfianza. De manera que intentan, de cualquier modo, limitar la potencialidad de los otros. Por otro lado, encontramos a los Procusto inconscientes, cegados por su posesión de la verdad, y a los que les afecta que otros les lleven la contraria.
Además, este tipo se cree empático y habla de trabajar en equipo, de tolerancia e intercambio de ideas, pero no deja de juzgar.
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